En primer lugar, quiero pedir disculpas, ya que esta entrada debió escribirse ayer tarde, pero ustedes entenderán, que no se gana una copa del mundo todos los días. Aclarado este punto y compartiendo con todos la emoción y la felicidad que nos embargó ayer con el triunfo de la selección española, voy a meterme en harina.
Aveinte es un pueblo que se encuentra muy cerquita de Ávila (concretamente a veinte kilómetros). La primer alegría fue descubrir que este fin de semana, el pilón estaba seco, con lo que el terror que genera un pilón lleno de agua, a músicos, actores y personal varío cuando llega a un pueblo, desapareció en el acto.
Aveinte es un pueblo que se encuentra muy cerquita de Ávila (concretamente a veinte kilómetros). La primer alegría fue descubrir que este fin de semana, el pilón estaba seco, con lo que el terror que genera un pilón lleno de agua, a músicos, actores y personal varío cuando llega a un pueblo, desapareció en el acto.



Otro alegrón fue actuar para un público nutrido por niños y adultos, que desde un primer momento se comportaron con educación y simpatía. En resumen: genial.
Quizás, por buscarle un pero, y al ser la primera función de la gira, haremos un poquito de autocrítica y puntuaremos el espectáculo con un 7 sobre 10.
Cada función nos servirá para depurar y perfeccionar los números, cerrar con exactitud tiempos y en fin, todo lo que supone conseguir ese 10 que esperamos alcanzar para ofrecer lo mejor de lo mejor a nuestro público.
Por la noche y tras descansar un poquito, nos acercamos a la plaza del pueblo, donde tuvo lugar el baile y la fiesta. Nos tomamos un par de reconstituyentes y a la caravana a dormir.
A la mañana siguiente, tras desayunar en el bar Mayoral, acompañamos a los dulzaineros hasta la iglesia, donde se realizó la misa en honor al santo patrón del pueblo.
Cada función nos servirá para depurar y perfeccionar los números, cerrar con exactitud tiempos y en fin, todo lo que supone conseguir ese 10 que esperamos alcanzar para ofrecer lo mejor de lo mejor a nuestro público.
Por la noche y tras descansar un poquito, nos acercamos a la plaza del pueblo, donde tuvo lugar el baile y la fiesta. Nos tomamos un par de reconstituyentes y a la caravana a dormir.
A la mañana siguiente, tras desayunar en el bar Mayoral, acompañamos a los dulzaineros hasta la iglesia, donde se realizó la misa en honor al santo patrón del pueblo.

Quiso la casualidad que en Ávila, nos topáramos con un tipo formidable, Alberto (alias "Rulis"), quien nos obsequió con gran simpatía, paella, cochinillo frito y solomillo asado sobre "lecho de patatas aromatizadas" (como se dice ahora). Todo riquísimo, doy fe, y Alberto cordial, amable y encantador.


Esto es todo de momento.
Un abrazo muy fuerte para los vecinos de Aveinte, que fueron muy, muy hospitalarios y amables. Otro abrazo igual de grande para todos ustedes, seguidores de la aventura de Títeres en ruta. Seguiremos informando.
Arrobas de satisfacción al verlos trotar esos mundos de Dios y vagarlos y respirarlos y vivirlos...
ResponderEliminarUn abrazo a la manera C.
PD: ¿Dónde está el retrato de la cabra Lola? ¡Qué largo nos lo fiáis!...