Madre de Dios, no se por dónde empezar. La actuación en San Esteban ya se aventuraba singular debido principalmente a que, en vez del consabido horario infantil, entre las 18,30 y las 20horas, nos solicitaron la función a las 22,30, cosa que nos sorprendió en un principio pero luego, la verdad, nos vino fenomenal.
El día de la actuación en Herguijuela coincidimos con Mª Jesús, vecina de San Esteban y reportera gráfica del diario salmantino “El Adelanto”, quien nos avisó de que el día de la actuación en San Esteban nos encontraríamos con la despedida de soltero de un mozo del pueblo. Y vaya si fue así. ¡Señores, que fiestaca!
La plaza (lugar donde íbamos a actuar junto a la consabida olma del concejo) estaba literalmente tomada por los mozos del pueblo, quienes llevaban ya bastantes horas de celebración y, como ustedes podrán suponer, tenían ligeramente alteradas las facultades. Desde luego los chavales eran bien majetes y se comportaron correctamente con nosotros (aunque casi nos vuelcan la caravana) pero claro, nuestra presión arterial se disparó ipso-facto. El novio iba ataviado con un estupendo disfraz de conejito de “Playboy”, todo lanas y terciopelos, con 36 grados a la sombra y al borde del colapso. El mocerío lucía un estupendo conjunto “bañador y ya está” de lo más cómodo y veraniego. La charanga contratada para la ocasión se entregaba con todas sus ganas a los acordes de temas tan populares como “Paquito el chocolatero” y “Me gusta el morapio”.
Laura, Cesar, Reyes, Sola y yo…nos encomendamos a la virgen de los desamparados y, tras sopesar la situación, trasladamos el lugar de la función al frontón municipal y procedimos a prepararlo todo. El espectáculo salió redondo: pequeños y mayores pasaron un rato agradable y nosotros tuvimos la suerte de contar con la colaboración de Diana, Concha y un muchacho de Cádiz afincado en estas tierras, quienes nos ayudaron en todo momento y nos despidieron con una cenita preparada para llevar, los primeros higos de la temporada y una botellita de vino “Rufete” de la Sierra.
Gracias a las indicaciones de este grupito tan encantador como pintoresco (saludos amigos) hoy hemos comido en un restaurante sorprendente: “El rincón de Juan”, regentado por un matrimonio catalán que se ha ido ganando poco a poco el reconocimiento de los vecinos de los pueblos de la zona. Juan, desde su restaurante de Santibáñez, nos ha preparado una comida fantástica a base de cocina contemporánea y de autor: delicias fritas rellenas de longaniza, queso de cabra con ensalada de pomelo, gambas con secreto ibérico y reducción de Pedro Ximénez…en fin ya sabéis, es difícil mantener este tipazo ante semejantes delicatessen. El vino...de la zona por supuesto. Uva Rufete. Esta vez tinto de las bodegas Zamayón, pertenecientes al consejo regulador de la denominación de origen “vinos de la tierra de Castilla y León”. El propietario de las bodegas, al que hemos tenido la suerte de conocer puesto que acompaño a su hija ayer al espectáculo, nos ha obsequiado con su vino y nos ha explicado el desarrollo y la proyección actual de las bodegas de la zona. Todo un lujo.
También hemos podido conocer la labor de los jóvenes de “Nuevos pobladores” y de “Abraza la tierra”, gente joven que está retomando las labores agrícolas rescatando cultivos y trabajando de forma ecológica. La Sierra de Francia es un lugar lleno de ilusión y de iniciativas. En fin señores, si hemos sobrevivido al conejito de Playboy y su pandilla (os deseamos una pronta recuperación de la fiesta, amigos) y a las cuestas y entramados de los pueblos de la zona, somos capaces de todo. Cada día que pasa vamos aprendiendo más sobre la zona, sus gentes, sus costumbres, su gastronomía y, por qué no decirlo, también sobre nosotros mismos. Seguiremos informando. Besos y abrazos para todos.
La plaza (lugar donde íbamos a actuar junto a la consabida olma del concejo) estaba literalmente tomada por los mozos del pueblo, quienes llevaban ya bastantes horas de celebración y, como ustedes podrán suponer, tenían ligeramente alteradas las facultades. Desde luego los chavales eran bien majetes y se comportaron correctamente con nosotros (aunque casi nos vuelcan la caravana) pero claro, nuestra presión arterial se disparó ipso-facto. El novio iba ataviado con un estupendo disfraz de conejito de “Playboy”, todo lanas y terciopelos, con 36 grados a la sombra y al borde del colapso. El mocerío lucía un estupendo conjunto “bañador y ya está” de lo más cómodo y veraniego. La charanga contratada para la ocasión se entregaba con todas sus ganas a los acordes de temas tan populares como “Paquito el chocolatero” y “Me gusta el morapio”.
Laura, Cesar, Reyes, Sola y yo…nos encomendamos a la virgen de los desamparados y, tras sopesar la situación, trasladamos el lugar de la función al frontón municipal y procedimos a prepararlo todo. El espectáculo salió redondo: pequeños y mayores pasaron un rato agradable y nosotros tuvimos la suerte de contar con la colaboración de Diana, Concha y un muchacho de Cádiz afincado en estas tierras, quienes nos ayudaron en todo momento y nos despidieron con una cenita preparada para llevar, los primeros higos de la temporada y una botellita de vino “Rufete” de la Sierra.
Gracias a las indicaciones de este grupito tan encantador como pintoresco (saludos amigos) hoy hemos comido en un restaurante sorprendente: “El rincón de Juan”, regentado por un matrimonio catalán que se ha ido ganando poco a poco el reconocimiento de los vecinos de los pueblos de la zona. Juan, desde su restaurante de Santibáñez, nos ha preparado una comida fantástica a base de cocina contemporánea y de autor: delicias fritas rellenas de longaniza, queso de cabra con ensalada de pomelo, gambas con secreto ibérico y reducción de Pedro Ximénez…en fin ya sabéis, es difícil mantener este tipazo ante semejantes delicatessen. El vino...de la zona por supuesto. Uva Rufete. Esta vez tinto de las bodegas Zamayón, pertenecientes al consejo regulador de la denominación de origen “vinos de la tierra de Castilla y León”. El propietario de las bodegas, al que hemos tenido la suerte de conocer puesto que acompaño a su hija ayer al espectáculo, nos ha obsequiado con su vino y nos ha explicado el desarrollo y la proyección actual de las bodegas de la zona. Todo un lujo.
También hemos podido conocer la labor de los jóvenes de “Nuevos pobladores” y de “Abraza la tierra”, gente joven que está retomando las labores agrícolas rescatando cultivos y trabajando de forma ecológica. La Sierra de Francia es un lugar lleno de ilusión y de iniciativas. En fin señores, si hemos sobrevivido al conejito de Playboy y su pandilla (os deseamos una pronta recuperación de la fiesta, amigos) y a las cuestas y entramados de los pueblos de la zona, somos capaces de todo. Cada día que pasa vamos aprendiendo más sobre la zona, sus gentes, sus costumbres, su gastronomía y, por qué no decirlo, también sobre nosotros mismos. Seguiremos informando. Besos y abrazos para todos.
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