La primera parada ha sido en Los Santos, localidad donde actuamos el verano pasado, compartiendo escenario y posterior cena con Mayalde, quizás el mejor grupo de música tradicional castellana.
Este año, al acudir fuera de las fiestas del pueblo (yo siempre digo, que nos gusta actuar en cualquier fecha, pero que en las fiestas de los pueblos ya hay muchas actividades, y el resto del verano es largo y sin mucho que hacer) la función fue más recogidita y lo cierto es que fue una gozada, con una temperatura perfecta, a las 22:30 horas, la luna llena y la lechuza que habita el campanario del ayuntamiento, aportando el halo de misterio perfecto y muy oportuno a nuestro espectáculo de maldiciones y licántropos.
Lo pasamos fenomenal.
Un año más, Javier, el alcalde, nos acompaño a cenar, regalándonos un buen rato de su tiempo y de su charla, sincera y amable. Un buen tipo, que lleva veintiocho años de alcalde y al que pueblo quiere y respeta.
Javier nos autorizo para dormir a la sombra de los castaños centenarios que rodean las piscinas municipales, donde a la mañana siguiente nos dimos un buen chapuzón y una duchita de agua caliente.
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