Actuamos en la plaza, donde se dieron cita muchos niños y mayores y quiero resaltar que en la segunda fila, se sentaron tres señoras mayores, con sus rebequitas y sus bastones, y que disfrutaron como los más peques de la función, riéndose constantemente y sobre todo, de los juegos de palabras y los dobles sentidos que en ocasiones introducimos. Me encanta que los mayores disfruten con los títeres.
Al termino de la representación, nos obsequiaron con unos vinos de la zona y una sepia (esta no creo que fuera autóctona) y unos pinchitos morunos deliciosos.
He de decir además, que amablemente donaron cinco litros de tinto “Rufete”, que es la variedad de uva que se da en la Sierra de Francia y que ha conseguido la denominación de origen, aportando nuevos sabores y matices, a la larga lista de denominaciones que tenemos en España.
Y es que el vino, amen de formar parte de la cultura mediterránea, es un caldo que, en su justa medida, revitaliza y ayuda a soportar las fatigas del camino
A nosotros nos encanta y es una parte importante en la dieta titiritera.
Una buena conversación y un buen rato tuvimos con la gente de San Esteban y para nuestro gozo y soláz regocijo, nos han recomendado una zona de baño natural, de aguas cristalinas, hacia donde nos encaminaremos en breves minutos.
Abrazos para todos, que llevamos el maletero lleno.
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