Gumiel de Mercado.
A Gumiel de Mercado nos fuimos con nuestra caravana y nuestros trastos, acudiendo a la llamada de Elías, un tipo implicado con el mundo del teatro ya que el mismo está en una compañía y, además, también se ocupa de luces y sonido para aquellos que lo necesitan. Si señor... un buen tipo.
Nos recibieron en el pueblo Gabriel, antiguo alcalde y la actual señora alcaldesa. Tuvimos una gran afluencia de público, disfrutamos mucho con el espectáculo, aunque, para mi desgracia, el golpe que me lleve en el partido de futbol de Espejo de Tera, comenzó a darme problemas a mitad de actuación y al forzarme para finalizar el show correctamente, me preparé una avería en condiciones. A los diez minutos de terminar la función, titirichuchi me llevo a urgencias con su bólido gris y allí nos pasamos unas horas, hasta que una mujer estupenda, con gran cariño perforó mi nalga derecha introduciéndome no se qué cosa maravillosa que me alivio el dolor y me produjo un estado de euforia y de risa floja que me recordó a no sé qué fiesta de Ibiza, allá en mis tiempos mozos.
A Gumiel de Mercado nos fuimos con nuestra caravana y nuestros trastos, acudiendo a la llamada de Elías, un tipo implicado con el mundo del teatro ya que el mismo está en una compañía y, además, también se ocupa de luces y sonido para aquellos que lo necesitan. Si señor... un buen tipo.
Nos recibieron en el pueblo Gabriel, antiguo alcalde y la actual señora alcaldesa. Tuvimos una gran afluencia de público, disfrutamos mucho con el espectáculo, aunque, para mi desgracia, el golpe que me lleve en el partido de futbol de Espejo de Tera, comenzó a darme problemas a mitad de actuación y al forzarme para finalizar el show correctamente, me preparé una avería en condiciones. A los diez minutos de terminar la función, titirichuchi me llevo a urgencias con su bólido gris y allí nos pasamos unas horas, hasta que una mujer estupenda, con gran cariño perforó mi nalga derecha introduciéndome no se qué cosa maravillosa que me alivio el dolor y me produjo un estado de euforia y de risa floja que me recordó a no sé qué fiesta de Ibiza, allá en mis tiempos mozos.
La caravana es muy cómoda, pero con el costillar dolorido esta noche ha sido, cuanto menos, toledana. Lo que realmente siento es no haber podido quedarme en Gumiel a tomar unos vinitos y un asado pero, que se le va ha hacer, mi atlética silueta y mi costillar lo agradecerán eternamente...Prometo volver y resarcirme.
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