"¡Pues ahí nos veréis!, con una caravana roja y un coche lleno de lunares, viajando de pueblo en pueblo, por Castilla y León, llevando títeres, instrumentos musicales y mucha, mucha ilusión a precio de risa para que el teatro llegue allá donde nos llamen. En esta edición superaremos un nuevo reto: conseguir un montón de títeres que ayudarán a sonreir a unas cuantas niñas de Nicaragua..."

domingo, 8 de agosto de 2010

Íscar, Valladolid. (2 de Agosto)

Íscar.
¡Ala! ¡A fiestas de Íscar a ver a nuestros amigos del bar Menfis!
La verdad es que lo estamos pasando fenomenal. Llegamos a Íscar en medio de un mogollón impresionante, en plenas fiestas, con cientos de vecinos y visitantes empeñados en pasarlo bien… y eso ayuda bastante, porque en el ambiente flotan las ganas de diversión.
Montamos el teatro junto a la caravana, como de costumbre, con la salvedad de que en esta ocasión no fue en una plaza ni en un frontón sino en medio de la calle, justo unos minutos antes de que la gente saliera de los toros. Os podéis imaginar.
Como si se tratará de un tsunami lo que venía arrasando desde el final de la calle, Laura, Cesar, Sola y yo corrimos a parapetarnos dentro de la caravana y a salvo desde allí vimos pasar la marabunta compuesta por infinidad de peñistas, charangas y la banda municipal. ¡Madre mía, cuanto miedo!
Fuera bromas la gente fue muy maja y dimos un buen espectáculo delante de un público entregado desde los primeros minutos de actuación.
Siempre es un placer acudir a Íscar cuando nos llama nuestro amigo Alfonso y en esta ocasión no fue menos divertido que en otras.

Después de actuar y desmontar todo el tinglado, tuvimos que mover la caravana a una calle menos peligrosa puesto que, para rematar la faena, a los pocos minutos iban a soltar media docena de cabestros y un par de toros bravos (lo que viene siendo un encierro).
Un tinto de verano…bien, dos…vaya, tres…y te entran unas ganas horribles de correr delante de los toros. Menos mal que me tome un cuarto y con ese ya no tenía ganas de correr ni delante ni detrás. Qué bien hice. Aquellos toros parecían hinchados con helio…¡¡que envergaduras oiga!! Si me llega a dar uno con el rabo estoy ingresado seis meses. Yo desde luego, no entiendo a los mozos que corren en los encierros. El año que viene voy a organizar unos encierros con caniches que, aunque menos espectacular, al menos no te juegas la vida.
Mira, aprovechando que esto va de toros voy a dedicarle esta actuación a nuestra amiga Bego, que vive en Barcelona. Es una amante de los animales declarada y fan incondicional de Popopopo. Toros si…pero en el campo, y si es en una plaza al menos que no sufran.
Besos y abrazos amigos, pasadlo bien y animaros a venir a vernos.

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