"¡Pues ahí nos veréis!, con una caravana roja y un coche lleno de lunares, viajando de pueblo en pueblo, por Castilla y León, llevando títeres, instrumentos musicales y mucha, mucha ilusión a precio de risa para que el teatro llegue allá donde nos llamen. En esta edición superaremos un nuevo reto: conseguir un montón de títeres que ayudarán a sonreir a unas cuantas niñas de Nicaragua..."

miércoles, 10 de agosto de 2011

La Alberca, Salamanca. 9 de agosto de 2011

Los compañeros de Cateja, el grupo de teatro de La Alberca, nos invitaron a actuar en su hermoso municipio...y allá que nos fuimos.
En Cateja trabajan duro para ofrecer una programación cultural en condiciones para los vecinos de su pueblo y, además de actuar ellos mismos, promueven todo tipo de actividades relaccionadas con la cultura y el teatro.
Es curioso que en muchas ocasiones nos estamos encontrando con ayuntamientos pasivos, donde suele dar igual un "so" que un "arre" y con vecinos implicados y voluntariosos que ceden su tiempo e incluso el dinero que tanto les cuesta ganar para que todo el mundo disfrute de un poquito de diversión. Olé por ellos!!!
La Alberca es una auténtica preciosidad y, si ustedes no la conocen, les invito a que se acerquen hasta alli.
Los compis de Cateja nos colocaron en un rincón precioso, junto a una iglesía impresionante y bajo unos balcones poblados de flores de todos los colores. Una delicia.

Mogollon de público de todas las edades se fue acercando poco a poco y en un periquete disfrutamos de una de las mejores actuaciones que hemos realizado este verano.
Todo salí a pedir de boca y, al terminar, Isidro, un tipo bien majete y muy implicado con su pueblo, nos convidó a unas cervecitas en el que quizás sea el rincón más bonito de la Alberca: La teteria de Macu.
Esta chiquilla, Macu, ha conseguido crear un clima excepcional en un establecimiento único, con terrazas, huerta, plantas aromáticas, saloncito de invierno con chimenea, buena música y sobre todo mucha paz, paz que se respira en el ambiente y entre los clientes.
Allí disfrutamos de una buena conversacion sobre la situación del mundo del teatro en nuestra comunidad y cómo podemos hacer entre todos para que la cosa mejore.

Al marcharse Ignacio a cumplir con sus obligaciones,Laura, César y yo decidimos dar una vuelta por el pueblo y cenar de tapillas, cosa que fue un acierto, porque amén de que todo estaba riquísimo, los precios eran francamente honestos.
Es curioso como, en un pueblo tan turístico como la Alberca, que en verano puede tener cinco o seis mil habitantes y miles de visitantes diarios, mantiene la integridad en la elaboración de las tapas y en los precios, sin subirse al carro de los "pinchos de oro" y demás inventos que lo único que hacen es encarecer hasta lo absurdo la tan española "tapa" que acompaña siempre a las bebidas.
A veces, nos empeñamos en hacer de las cosas sencillas un artículo de luo y perdemos el norte.
Que viva el tinto y la tortilla de patatas....coño!!!!!!!!!!!!

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