La Colilla, Avila. 12 de agosto de 2011

Bañito reponedor, duchita vigorizante...¿o era al revés?
Desayuno en Los Santos y otra vez en marcha.
Atravesamos la sierra en dirección a Ávila, ya que La colilla, está a tan solo cinco minutos de la ciudad amurallada.
Por el camino creímos asistir al fin de los tiempos, ya que de repente la temperatura bajó casi veinte grados y se desató una tormenta espectacular.
Comenzó a caer un granizo tal, que tuvimos que detener la caravana en un arcén y cubrir los cristales del coche con mantas. Aquello era como un tiroteo de una peli del oeste.
A mi me alcanzaron en el ojo y en el trasero. César también se llevó lo suyo.
Perdimos casi una hora, puesto que cada vez que amainaba el temporal y Laura se decidía a retomar la marcha, volvía a desatarse el apocalipsis.
Que espanto...pelotas de granizo como balones de basket.
Si es que la "Pacha mama" se está quejando, porque somos unos animales y no respetamos nada. El día menos pensado nos vamos a ir todos a tomar...unas cañas.
Llegamos a La Colilla bajo un manto de nubes negras como las medias de una striper, anunciando lo que habría de venir, así que tras deliberar con la concejala de cultura, decidimos montar el tinglado en el pabellón polideportivo.

Gran afluencia de público y muy entregado además, pero la acústica de un pabellón es la que es y ahí nosotros no podemos hacer milagros.

Es una lástima, porque hubo gente que no pudo entender bien los diálogos, pero aún así y todo se comportaron excelentemente guardando un respetuoso silencio durante toda la función.
A los pocos minutos de finalizar y cuando en el pueblo comenzó la orquesta a amenizar el baile, descargó el tormentón que llevaba horas fraguándose.
Nosotros nos quedamos a dormir en el polideportivo y antes de irnos a la cama, nos tomamos unas copitas y pasamos un ratito muy bueno escuchando música y viendo vídeos frikis en "youtube".
Que vida esta. Besos y abrazos para todo el mundo que nos sigue desde este blog, que perpetro en cuanto tengo un ratito.