Hablando del público, cada día es un nuevo estudio sociológico, una diferente prueba a superar.
El grueso de este público, lo comprendía un aguerrido grupo de adolescentes que aparcaron un tropel de bicicletas junto a la caravana y entre gritos, empujones y demás chanzas propias de su edad, se sentaron en primera fila dispuestos a pasarlo bien.
Jamás he tenido tanto miedo.
Y sin embargo una vez más, al fresco con los tópicos.
Los cahavales fueron bien majetes y se lo pasaron pipa,fueron muy respetuosos e incluso llegaron a mandar callar a alguna señora mayor que ajena al tinglado, pasaba por detrás charlando con alguien por el móvil.Ver para creer.
Los adultos y los peques disfrutaron con nosotros y nosotros con ellos y esta es la base de Títeres en ruta, pasar un buen rato con la gente de los pueblos de Castilla y León.
Al finalizar la función, se acercaron a saludarnos unas chavalas bien majas, oyentes de la Ser y amigas del Facebook.
Un beso para ellas.
Desmontamos el tenderete y nos fuimos a descansar a Camarzana de Tera, a un paraje precioso junto al río Tera.
Allí nos sorprendió una tormenta espectacular, de las que portan "gran aparato eléctrico", como gustan de decir los meteorólogos.
Fue muy bonito cenar dentro de la caravana, con las ventanas abiertas, a la luz de las velas, los relámpagos y la brasa de un cigarro.
En ocasiones, uno se siente vivo.
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