Tras pasar una mañana tranquilita en Camarzana, bajo una fina y constante lluvia nos desplazamos a Snatibañez de Vidirales, atan solo diez kilómetros de nuestro campamento.
Una vez más la lluvia parecia que iba a arruinar la representación, pero Claudio, el señor alcalde nos abrió el Albergue municipal, que puso a nuestra entera disposición y alli nos encontramos con un teatro donde decidimos preparar nuestro show.
En un agil movimiento de ocmunicación, Claudio y Maria, la concejala que nos solicitó la actuación, consiguieron desplazar al público desde la plaza del ayuntamiento hasta el teatro del albergue. Ha sido extraño y aun tiempo genial montar "Títeres en ruta" en un escenario.
Aunque el nuestro es claramente un espectáculo de calle, y del tal manera ha sido concebido, en un escenario y a cubierto, resultó tambien muy divertido y a tenor de las carcajadas de las aproximadamente ciento trinta personas que allí se concentrarón, fue un éxito.
Duchita en el albergue y tras preparar las conexiones de luz para la caravana, bajamos hasta el pueblo a tomar unos tintos y a cenar algo.
No todos los días son perfectos y la noche de Santibañez, algo me revolvió el espíritu y hasta mi llegaron todas las dudas existenciales, en forma de conato de depresión y miedos.
A veces, el cerebro es como una olla a presión y necesita soltar vapor.
Lo cierto es que no creo que tenga más motivos o menos que cualquier otra persona para sentirme triste, pero ya saben ustedes que en ocasiones el alma se regula y lo blanco se vuelve negro y lo negro se vuelve triste, dificil y demoledor.
En fin, perdonenme este momento gris, pero soy una persona de carne y hueso, con mis miserias y mis terrores, mis defectos y mis temores.
Gracias a Dios, a la mañana siguiente el sol habia borrado todo lo sucio y volví a ser el que suelo ser, un personajillo que prefiere reirse de la vida a dejarse la misma en la mesa de una oficina.
Lo que tenga que ser, será y si he de dejar de sonreir, que sea porque se me han agarrotado los musculos de la cara, de tanto haberme reido antes.
Un abrazo a los que como yo, en ocasiones se sienten pequeñitos, muy pequeñitos y muy solos, y meten la cabeza entre las rodillas y quisieran viajar a una estrella muy lejana, donde nadie te puede romper el corazón y donde la esperanza, se viste de faralaes con los volantes de los anillos de Saturno.
Jodooooooooooooo.....demasiado tinto de verano!!!!!
Una vez más la lluvia parecia que iba a arruinar la representación, pero Claudio, el señor alcalde nos abrió el Albergue municipal, que puso a nuestra entera disposición y alli nos encontramos con un teatro donde decidimos preparar nuestro show.
En un agil movimiento de ocmunicación, Claudio y Maria, la concejala que nos solicitó la actuación, consiguieron desplazar al público desde la plaza del ayuntamiento hasta el teatro del albergue. Ha sido extraño y aun tiempo genial montar "Títeres en ruta" en un escenario.
Aunque el nuestro es claramente un espectáculo de calle, y del tal manera ha sido concebido, en un escenario y a cubierto, resultó tambien muy divertido y a tenor de las carcajadas de las aproximadamente ciento trinta personas que allí se concentrarón, fue un éxito.
Duchita en el albergue y tras preparar las conexiones de luz para la caravana, bajamos hasta el pueblo a tomar unos tintos y a cenar algo.
No todos los días son perfectos y la noche de Santibañez, algo me revolvió el espíritu y hasta mi llegaron todas las dudas existenciales, en forma de conato de depresión y miedos.
A veces, el cerebro es como una olla a presión y necesita soltar vapor.
Lo cierto es que no creo que tenga más motivos o menos que cualquier otra persona para sentirme triste, pero ya saben ustedes que en ocasiones el alma se regula y lo blanco se vuelve negro y lo negro se vuelve triste, dificil y demoledor.
En fin, perdonenme este momento gris, pero soy una persona de carne y hueso, con mis miserias y mis terrores, mis defectos y mis temores.
Gracias a Dios, a la mañana siguiente el sol habia borrado todo lo sucio y volví a ser el que suelo ser, un personajillo que prefiere reirse de la vida a dejarse la misma en la mesa de una oficina.
Lo que tenga que ser, será y si he de dejar de sonreir, que sea porque se me han agarrotado los musculos de la cara, de tanto haberme reido antes.
Un abrazo a los que como yo, en ocasiones se sienten pequeñitos, muy pequeñitos y muy solos, y meten la cabeza entre las rodillas y quisieran viajar a una estrella muy lejana, donde nadie te puede romper el corazón y donde la esperanza, se viste de faralaes con los volantes de los anillos de Saturno.
Jodooooooooooooo.....demasiado tinto de verano!!!!!
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